El primer intento de crear una raza
humana se dio en el tiempo de Crono. El resultado fue la llamada Raza Dorada,
un pueblo que vivía una existencia ideal sin trabajar ni envejecer, y para
quienes la vida era una prolongada fiesta. Cuando fallecía uno de sus miembros,
su muerte era como un dulce sueño. Con todo, dicha raza no pobló la Tierra. Con
intención de llenar tal vacío, los dioses olímpicos crearon la Raza Argéntea,
que tenía una larga vida pero un lento proceso de madurez. Sus miembros se
peleaban sin cesar y, cuando se volvían adultos morían en seguida. Tales
defectos, junto con su rechazo a adorar y respetar a los dioses, exasperaron a
Zeus, que los desterró al inframundo. A continuación creó una nueva raza con
arcilla, que llevaban una armadura y armas de bronce, por lo que su pueblo se
bautizó como la Raza de Bronce. Esta era muy agresiva y se destruían entre sí
en batallas.
Finalmente apareció la raza humana.
Algunos dicen que el titán artesano Prometeo fue su creador, pero por lo menos
fue su protector. Les enseñó muchas cosas importantes como la navegación y la
medicina, y les mostró cómo llevar a cabo sacrificios. Zeus se negó a darles el
fuego a los humanos, y Prometeo lo robó del cielo y lo llevó a la Tierra para
que la gente pudiera cocinar y calentar sus hogares. Zeus lo castigó por el
robo, le ató a una roca y le condenó a que un águila le comiera el hígado día a
día.
También decidió castigar a los humanos
creando a la bella mortal Pandora. Esta se casó con el hermano de Prometeo,
Epimeteo, quien la llevó a la Tierra, pero antes, los dioses le regalaron
presentes que ella guardó en una caja. Ya en la Tierra, Pandora abrió la caja,
que resultó estar llena de plagas y desastres que condenaron a los humanos a
una mísera vida. Lo único positivo que había en la caja era la esperanza,
consuelo de la raza humana.
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