La
civilización de la antigua Grecia, que floreció en el siglo V a.C., no se
asentaba en un gran imperio o nación, sino en una serie de ciudades-estado,
cada una con sus tradiciones, cultura y divinidades propias. Por ejemplo,
Atenea estaba estrechamente vinculada con Atenas, Zeus con Olimpia y Apolo con
Delfos.
Los
miembros del Olimpo se enamoraban y tenían relaciones, incluso con seres
humanos, exhibían una inmensa rivalidad política y personal, y solían entablar
guerras.
Los
griegos creían que los dioses estaban muy interesados en los asuntos humanos,
por lo que pensaban que influían en muchos sucesos, como en la Guerra de Troya.
El
mayor centro religioso del mundo helénico era el oráculo de Delfos, ciudad que
estaba ligada al dios Apolo, por lo que ahí se le veneraba. El oráculo era
consultado antes de tomar grandes decisiones. La pitonisa descifraba la
“respuesta” de Apolo. Si el resultado no concordaba con la interpretación de la
pitonisa, el error era de ella, pero nunca del oráculo, en el cual los griegos
depositaban una fe absoluta. Los consultantes eran de todo tipo, desde gente
muy pobra hasta reyes. Todos, antes de consultar a la pitonisa, celebraban un
sacrificio en el altar que se hallaba a la entrada.
Los
griegos creían que podían pactar con los dioses, y la comunicación con ellos
tenía un lugar fijo en el calendario; la mayor parte de los festivales se
realizaba una vez al año o, a veces, cada cuatro años.
Los
templos también servían como agradecimiento a la deidad patrona de la ciudad.
Los
mitos griegos se forjaban con elementos históricos y creencias religiosas. Los
grandes protagonistas animaban narraciones de acciones memorables, en las
cuales, de una manera u otra, existe una intervención divina. Los héroes son
capaces de desafiar a algún dios, lo que, por lo general, les granjea el apoyo
de otro.
Los
griegos no tenían el consuelo de la vida eterna y el paraíso. Para ellos la
vida se acababa cuando el alma abandonaba el cuerpo y volaba al Hades. Allí
reciben castigo sólo los que han ofendido o intentado engañar a los dioses.
Luego esto fue evolucionando y se consideró el castigo a los demás pecadores, y
el concepto de los Campos Elíseos, un lugar sagrado de los infiernos, donde descansaban
las sombras de los hombres virtuosos y los guerreros heroicos.
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